El gourmet jamás olvida el nombre del muerto. Es más, mientras se lo come hace expresa mención de él, sea jabalí o alcachofa, y recuerda otros asesinatos y devoraciones anterioes, porque el placer de comer suele ir acompañado del de la memoria de pasados festines.
Manuel Vázquez Moltalbán
sábado, 14 de junio de 2008
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